La tecnologia y el arte: desde el fuego hasta la robotica fractal
La creciente ola de aparatos inteligentes ha sido producto de las últimas sofisticaciones en materia de tecnología. Cada vez más las cosas del diario vivir se integran a sistemas y plataformas de funcionamiento que los hacen más rápidos, más autónomos y más eficaces. El crecimiento de la tecnología parece haber generado que el hombre pueda dejar de preocuparse por los azares cotidianos.
Aunque hoy ver una cámara análoga o un televisor barrigón parezca asunto de hipsters o colecciones sacadas de la
“prehistoria de la tecnología”, cada invención representó un salto muy importante en la composición de las disciplinas relacionadas con el diseño y la transformación de la tecnología. El cambio de un modelo a otro representa un mayor uso de las leyes y los recursos que rigen y habitan la naturaleza para la reducción de los límites del hombre en función de descifrar y construir el mundo.
Si al ver su teléfono celular o su computador usted cree que estamos en la era de la tecnología, le diría que está equivocado. Cada época produce distintas innovaciones que responden a las circunstancias del momento, que cambien a través del tiempo no significa que ahora haya tecnología y antes no la hubiera. La primera rueda, el primer fuego, los primeros lentes, los bombillos y hasta las medias-pantalón aplicaron un sistema de conocimientos y técnicas para la respuesta de unas necesidades inmediatas; esto es lo que se conoce como tecnologías en antropología.
La importancia de estas creaciones es tanta, que de no haber sido por ellas hoy no se tendrían muchos de los elementos tecnológicos que usamos a diario, como diría Carmen Gil, curadora de la Sala Voltaje y docente de la Universidad de los Andes
“todo lo que hemos hecho es producir técnicas y tecnologías para producir reflexiones, entonces las tecnologías cambian; son nuevos medios y viejas ideas”.
La tecnología es una dimensión que ha acompañado al hombre desde siempre. Su constancia en la historia humana ha sido producto de la búsqueda permanente por formas de interpretar la realidad y aproximarse al mundo. Diseños más sofisticados y sistemas de funcionamiento más acelerados son el reflejo del cambio en los patrones contemporáneos para concebir la ciencia, lo estético y lo tecnológico; lo que es práctico cambia en el tiempo y por eso es que hoy no sería útil –o saludable- seguir cargando las primeras
“panelas” de celulares creadas por Motorola o Nokia.
En la medida en que el hombre ha ido expandiendo sus horizontes de exploración, también ha encontrado nuevas formas de crear, incluyendo avances en las leyes de la física, la mecánica o la electrónica. Si bien es cierto que desarrollos como los robots y los celulares inteligentes sólo pueden ser producto de la época en la que vivimos, esto no habría sido posible sin otras invenciones mecánicas que labraron el camino para construir mucho de lo que vemos hoy.
Adicionales a los cambios técnicos, las transformaciones en la tecnología son producto de cambios en las mentalidades con respecto a la creación y la manipulación de la naturaleza. Si crear figuras humanas o concebir la inteligencia artificial antes no parecía posible, no era porque no fuera una curiosidad presente en las mentes del momento (Frankenstein es un reflejo de esto); los principios sobre la humanidad otorgaban juicios a este tipo de planteamientos y por mucho tiempo las posibilidades de la ciencia fueron condenadas tanto en lo técnico como en lo social.
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